Casa de la Bolita

No se detiene la mirada en lo inmediato. El panorama, dilatado y lejano, invita a la exploración y al descubrimiento. La casa es una gran plataforma para mirar. Como decían antes en México: un “divisadero” para dejar ir la imaginación, volar por el horizonte y regresar al hogar. Y en esa mirada al mundo, mirar también a los demás y mirarse uno mismo. Aprender a vivir es una tarea interminable.

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