Porque la vida está hecha de momentos, la arquitectura ofrece posibilidades diversas para convivir. El fuego desnudo en la estancia o el fuego contenido en la terraza. Pisos de madera pulida o de piedra. Cambian los materiales y las luces, los tiempos y las texturas. Permanece la capacidad de la casa para acompañar a sus habitantes en la diaria experiencia de descubrirse humanos.